1. SEXTO domingo de san José: La vida de san José no estuvo libre de dificultades, grandes y pequeñas. Cuando el ángel le dice: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y quédate allí hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo» (Mt 2,13), sufre, se asusta y más siendo entre sueños en medio de la oscuridad de la noche. ¿Por qué un varón tan justo tenía que pasar por estos y otros momentos difíciles? ¿Por qué alguien que procura hacer las cosas con tanta delicadeza y honradez a veces puede parecer que experimenta incluso más dificultades que los demás? Al contemplar los problemas por los que pasó san José, como encontrar techo para Jesús o tener que vivir como forastero, muchas veces «nos preguntamos por qué Dios no intervino directa y claramente. Pero Dios actúa a través de eventos y personas. José era el hombre por medio del cual Dios se ocupó de los comienzos de la historia de la redención. Él era el verdadero “milagro” con el que Dios salvó al Niño y a su madre. El cielo intervino confiando en la valentía creadora de este hombre»

2. SEXTOS Dolores y Gozos : Sexto dolor: El se levantó, tomó al niño y a su madre y regresó a la tierra de Israel. Pero al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, temió ir allá (Mt 2, 21-22). Sexto gozo: Y fue a vivir a una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliera lo dicho por los profetas: será llamado Nazareno (Mt 2,23).
COMENTARIOS punto 6 de Patris corde: Padre en la sombra: José es considerado para Jesús , la sombra del Padre celestial en la tierra: lo auxilia, lo protege, no se aparta de su lado para seguir sus pasos. Ser padre significa introducir al niño en la experiencia de la vida, en la realidad, para hacerlo capaz de elegir, de ser libre. San José también es calificado como castísimo: en razón de ser libre del afán de poseer, en un amor verdadero. “La lógica del amor es siempre una lógica de libertad y José fue capaz de amar de una manera extraordinariamente libre. Nunca se puso en el centro. Supo descentrarse para poner a María y Jesús en el centro de su vida. La felicidad de José no está en la lógica del auto sacrificio, sino en el don de sí mismo. Nunca se percibe él la frustración, sino sólo la confianza. Su silencio persistente no contempla quejas, sino gestos concretos de confianza. “El mundo rechaza a quienes quieren usar la posesión del otro para llenar su propio vacío, rehúsa a los que confunden autoridad con autoritarismo,… caridad con asistencialismo. Toda vocación verdadera nace del don de sí mismo, que es la maduración del simple sacrificio y si no alcanza esa madurez de la entrega de sí, deteniéndose sólo en la lógica del sacrificio se convierte en infelicidad, tristeza y frustración. Siempre que nos encontremos en la condición de ejercer la paternidad, debemos recordar que nunca es un ejercicio de posesión sino como en José, la confianza de su cuidado.
Aspectos a meditar: – ¿Me doy a los demás con generosidad, sin quejas? – ¿Es mi sacrificio silencioso? O por el contrario ¿cuando hago algún sacrificio se han de enterar los de mi alrededor? ¿Exijo que me den las gracias? -Considero a mis hijos o familiares como posesión mía? ¿Incluso a personas amigas? ¿la ayuda que presto a mis amistades es posesiva? ¿Quiero que hagan las cosas según m i criterio o por el contrario por su propio bien?
El Papa Francisco, en su Carta Apostólica Patris corde, para conmemorar el 150 aniversario de la declaración de San José como Patrono de la Iglesia Universal, propone una oración para rezar a San José. La oración, está especialmente dirigida para pedir a San José por la conversión. En ella se pide al “bienaventurado José”: “Muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida”.
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